domingo, 12 de marzo de 2017

¿Dónde estaba el hotel Continental en el que residió Borges?



Pesquisa sobre la ubicación del establecimiento donde la familia del escritor se alojó en sus dos estancias en Palma en 1921 y 1923

José Mª Lafuente


En la manzana situada entre las calles Can Gater y Can Tamorer se levantaba un pequeño hotel, en cuyo vestíbulo había un piano tapado con una tela de mueselina blanca bordada, sobre el que descansaba la foto de una joven.

Un conocido proverbio italiano dice que "los besos son como las cerezas: uno te lleva a otro" (baci sono come le ciliegie: uno tira l´altro). El interés por la historia de Jorge Luis Borges en Mallorca, surgió de mi libro sobre la estancia de Evita Perón en la Golden Home de la calle Posadas del número 1557. Evita residió en ese petit hotel de Buenos Aires entre los años 1942 y 1944. Unos portales más allá, en el número 1673, se encontraba el palacete de la familia Del Carril, en el que nació Delia, la que fue segunda esposa de Pablo Neruda, después de haber residido en Formentor con Adán Dihel. Y justo enfrente, en el número 1650, la vivienda de la familia Ocampo, donde Silvina convivió con Adolfo Bioy Casares, el gran amigo de Borges. Todo eso en apenas dos cuadras.

Casi diariamente, desde su casa en la calle Quintana o más tarde en la calle Maipú, Borges se dirigía hasta la calle Posadas para encontrarse con Bioy y juntos ascender por la escalinata de la plaza San Martín de Tours y llegar a La Biela, el café que durante tantos años conoció de sus tertulias. Para su homenaje, una de las mesas, la número 20, está para siempre ocupada por la talla de ambos, esculpida a tamaño natural.


Procedente de Ginebra y previa escala en Barcelona, la familia Borges-Acevedo visitó la isla de Mallorca en 1919. Tras ese primer viaje, decidieron residir en Palma de Mallorca durante dos períodos. El primero entre mayo de 1920 y marzo de 1921; y el segundo, más breve, en 1923.

En su biografía Borges en Mallorca (Ed. Aitana, Alicante, 1996), Carlos ´Coco´ Meneses da cuenta de que en Palma, los Borges se hospedaron en el Hotel Continental de la calle San Miguel. Y esta fue mi primera curiosidad: ¿Dónde estaba exactamente el Hotel Continental? Una vez más la casualidad me condujo a la respuesta.

Conozco a Jaime Canudas desde muchos años atrás. Fue uno de los promotores del primer polígono industrial en Mallorca y desde entonces mantuvo una muy buena amistad con Pau Catalá quien, a su vez, fue íntimo de mi padre. Estas relaciones son el motivo de que Jaime y yo coincidamos en la dirección de alguna sociedad. Nos separa la edad pero sé que nos guardamos un sincero afecto. Jaime es el prototipo de persona formal, seria, responsable y fiable. Tras alguna de nuestras reuniones, de pasada comenté de mi interés por la estancia de Borges en Mallorca y mencioné el Hotel Continental. Fue a partir de entonces que se hizo la luz.

-­¡Vaya! Yo conozco al actual propietario del Hotel Continental€
-¿El que estoy buscando?
-Bueno la actual ubicación del hotel está en la esquina entre la calle Industria y la calle Pou.

La fecha del 4 de noviembre de 2016, Jaime Canudas me acompañó a la magnífica finca que Miguel Sastre Bordoy tiene en el municipio de Esporles.
-¡El viejo Hotel Continental! Por supuesto. En la calle San Miguel. Ocupaba toda la manzana entre las calles Can Gater y Can Tamorer -aclaró don Miguel-.
-Eso es donde ahora es el número 14.
-Justo enfrente del Palacio March. Enrique Pedret abrió dos hoteles: El Continental y el Catalonia que estaba en la calle Can Massanet, muy cerca el uno del otro.

Miguel Sastre es un empresario destacado. Preside un grupo importante que encabeza Comercial Bordoy, tal vez la distribuidora líder en Balears. Aunque ya casi nonagenario, conserva su memoria intacta. Nos recibió con la amabilidad que sin duda le es propia; y, muy orgulloso de sus Bodegas Bordoy, nos regaló una botella de su rosado cabernet Sa Rota.

-El Hotel Continental de la calle San Miguel lo fundó Enrique Pedret Rovira, un gerundense del Ampurdán que recaló en la isla.
-¿Y cómo heredaste el Hotel?
-Porque Enrique era el padre de mi tía Carmen Pedret Tasquet.
-¿Cuándo lo mudaste?
-Cerró en los años 50. Por su pequeño tamaño había dejado de ser rentable. Yo registré el nombre y el logo con los que lo reabrí en el 2006 en su actual emplazamiento.
-Claro. Por eso el hotel actual del barrio de Santa Catalina se llama como aquel de la calle San Miguel
-Así es. Enrique tuvo dos hijas. La primera era pianista y todos los días amenizaba la cena de sus huéspedes. Falleció en el mismo hotel siendo aún muy joven; y desde entonces su padre mantuvo el piano cubierto con una tela negra.
-¡Ahora comprendo porque en la web del nuevo Continental aparece la foto de un piano en el hall! ¿Alguien te contó algo sobre la estancia de Jorge Luis Borges en el Hotel?
-Sé que estuvo hospedado. Me lo contaron mis familiares. Pero ignoro cualquier otro detalle. ¡Soy muy mayor pero no había nacido!-añadió entre risas-. Sobre aquellos años, existe un libro que publicó un tal Gordon que se hospedó en el Continental.
-¿Gordon?
-¡Sólo me acuerdo de su apellido porque me quedó que se llamaba como la ginebra!

Días después encontré el libro al que se refería. Gordon West: Jogging round Majorca que fue escrito en 1920 y publicado por Alston Rivers Ltd. en 1929.

–No recuerdo si tengo algún ejemplar de ese libro pero os he preparado fotocopia de una joya. Una guía hotelera de Baleares editada en 1933. El Hotel Continental aparece en la página 2, con los precios: 12 pesetas pensión completa mínima y 15 pesetas pensión completa máxima.

Al poco llegó su esposa Antoinette, nos hicimos unas fotos con Miguel y aprovechamos para dejarle descansar un rato antes de almorzar. Nos despedimos convencidos que habíamos entrevistado al último testigo directo de la sede en la calle San Miguel del histórico Hotel Continental donde, junto a su familia, se hospedó Jorge Luis Borges entre 1921 y 1923.

La lectura del libro de viajes de Gordon West me confirmó que se trataba del hotel Continental porque la coincidencia en el detalle de la descripción del piano cubierto resulta revelador: "(El carruaje) se detuvo ante una arcada, que era la puerta principal de nuestro hotel, en una calle tan estrecha que bien podría haber sido un largo pasillo sin techo.Tras la arcada había un vestíbulo sombrío con los muros de cerámica, frío como una tumba, con unas pocas sillas y un piano cerrado, cubierto con una tela blanca de muselina bordada. Sobre el piano estaba colgada la fotografía a tamaño natural de una sonriente muchacha demasiado gorda."

También describe cómo era una habitación del Hotel: "Tiene dos pequeños armazones de cama de hierro blanco y cubrecamas amarillo pálido; paredes encaladas y el suelo de baldosas blancas y negras; dos sillas, ningún armario, una ventana de tres pies por dos, oculta en un rincón como por descuido, y un lavabo con agua corriente." Con la misma minuciosidad detalla cómo era el comedor: "Estaba separado de la vieja caverna por un tabique de madera y cristal y se abría a un pequeño patio. Las paredes estaban coloreadas de amarillo brillante hasta unos cincuenta centímetros del techo, donde había un fantástico friso verde oscuro de colinas y valles repletos de cipreses."

Más adelante, cuenta con exactitud la historia del piano cuando le embargaron las ganas de tocar al regresar de la casa Canut, próxima a la Catedral, cuya propietaria les aseguró poseer el piano con el que Chopin y George Sand desembarcaron en Mallorca en 1838 invitados por una de sus antepasados:
"El piano estaba cerrado. Buscamos al gato negro (el propietario) pero no estaba. Entonces encontramos a una anciana melancólica que resultó ser su madre, y le pedimos la llave. Negó con la cabeza

-No, señora, no. Durante un año no se oirá música en esta casa- dijo.

Le preguntamos por qué. Señaló la foto de la chica gorda que había sobre el piano.
-Ella tocaba este piano –dijo la anciana- ¡Ah, cómo lo tocaba! ¡Oh, cómo tocaba ese piano! Lo tocó hasta dos días antes de su muerte. Pobre niña, era la hija de mi querido hijo.
Entonces comprendimos el motivo de la mortaja blanca que cubría el instrumento cerrado. La niña había muerto hacía unos meses y, de acuerdo con las costumbres locales, el piano debía permanecer mudo".

Leyendo sobre la estancia de los Borges en Palma de Mallorca me encontré con que en 1923 Jorge Luis Borges escribió el siguiente texto:
"Mallorca es un lugar parecido a la felicidad, apto para en él ser dichoso, apto para escenario de dicha, y yo „como tantos isleños y forasteros„ no he poseído nunca el caudal de felicidad que uno debe llevar adentro para sentirse espectador digno (y ni avergonzado) de tanta claridad de belleza. 

Dos veces he vivido en Mallorca y mi recuerdo de ella es límpido y quieto: unas tenidas discutidoras con los amigos, una caminata madrugadora que empezó en Valldemosa y se cansó en Palma, una niña rosa y dorada de la que estuve enamorado tal vez y a la que no se lo dije nunca, unos días largos remasándose en el cálculo de las playas. Ahora dejo de escribir y sigo acordándome."

´Georgie´ Borges hizo entrañables amistades, en especial la que le unió con el poeta Jacobo Sureda, de cuya hermana Elvira llegó a enamorarse platónicamente. Con apenas veinte años se dedicó al bon vivre. Su jornada comenzaba en el Café de los artistas que estaba en el Paseo del Borne, continuaba el Círculo mallorquín, junto a la Catedral, y concluía a altas horas de la madrugada en la célebre Casa Elena, un prostíbulo al que dedicó una crónica y del que era cliente asiduo junto a otros escritores y artistas en ciernes: Miguel Ángel Colomar, Pedro Ferrer, Juan Alomar o el cantante lírico Fortunio Bonanova.

Habitualmente los fines de semana Jorge y su hermana Norah se desplazaban al pueblo de Vall-demossa donde, o bien se alojaban en alguna de las habitaciones que se alquilaban en la casa del doctor Jiménez, conocida como el Hôtel des Artistes, o bien su amigo Jacobo Sureda les invitaba al Palacio del Rey Sancho, propiedad de su familia.

Entre su primera y su segunda estancia en Mallorca, Jorge y su hermana Norah residieron en Sevilla y en Madrid. Hospedados en el Hotel Cécil de Sevilla, entraron en contacto con los ultraístas de la revista Grecia, Rafael Cansinos Asséns, Isaac del Vando Villar, además de otros dos poetas que se disputaron el amor de Norah: Adriano del Valle y Guillermo de Torre, con el que finalmente contraería matrimonio en 1926.

Sería una estupenda iniciativa que el Ayuntamiento de Palma inmortalizase con una placa la estancia de Jorge Luis Borges en el viejo hotel Continental del número 14 de la calle San Miguel.

Fuente : Diario de Mallorca


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