domingo, 3 de septiembre de 2017

Los consejos de Borges para escribir una buena novela

EDUARDO BRAVO

 En 1964 la revista francesa L’Herne dedicó un número especial a Jorge Luis Borges. Entre los contenidos de la publicación, se encontraba un texto de Adolfo Bioy Casares en el que recordaba un proyecto fallido que había emprendido junto al autor de El Aleph.

Este proyecto era un cuento a seis manos, las de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo, ambientado en Francia y protagonizado por un joven escritor de provincias. El escrito nunca llegó a ver la luz pero, durante el proceso de creación, Borges detalló una serie de consejos clave para escribir una buena novela.

Con la ironía y el humor habitual del escritor, los consejos no son tanto para escribir un buen libro, como para no estropearlo desde el momento mismo de comenzar la tarea. Son 16 aspectos que deben evitarse y que, curiosamente, son un repaso de algunas de las más importante creaciones de la historia, incluidas las del propio Borges. Según el argentino, hay que evitar…

1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de don Juan.
Borges empieza fuerte. En este apartado también cabría incluir a Hamlet, don Quijote, Emma Bobary, Dorian Gray…

2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo, don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
Si el lector lo desea, sume a la lista Samuel Pickwick y su criado Sam Weller, porque Dickens seguro que tampoco se escapa del mordaz Borges.


3. La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
Lo dicho, se veía venir desde el punto anterior.

4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
Bufff, qué razón tiene. Es que lo de El Sur, de Borges o lo de Plan de evasión y La invención de Morel, de Bioy Casares es un despropósito. Un des-pro-pó-si-to.

5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
Basta ya de tanto amor y desamor como argumento poético de una vez por todas.

6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
Ni Freud ni Lacan. Borges supera el complejo de Edipo en un santiamén.


7. Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el ambiente local.
Adiós, Martín Fierro, adiós.

8. La enumeración caótica.
Claro que sí, esto es literatura. Ni matemáticas ni la cesta de la compra.

9. Las metáforas en general; y en particular, las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
Bien dicho, qué sabrá ese señoritingo francés de escribir.

10. El antropomorfismo.
Fuera El asno de oro y adiós a las fábulas, desde Esopo a Samaniego. Ah, y El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, también fuera.

11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulises de Joyce y la Odisea de Homero.
Bien hecho.

12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
Eh, tú, Henri Beyle; sí, tú, Stendhal, dedícate a hacer Rojo y Negro y deja de una vez de contar tus viajes por Italia.

13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
No importa que, cinco años más tarde, el propio Borges y Bioy Casares firmaran el guion de Invasión, una película de ciencia ficción dirigida por Emilio Santiago.

14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.
Plutarco, reescríbete las Vidas paralelas a la voz de ya.

15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos.
Uy, Jacques el fatalista y Los hermanos Karamazov, recoged vuestras cosas, que estáis nominados.

16. Y, en fin, evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
Humildad ante todo y dejaos de guarredidas tipo Lolita, pero solo un poco.

Fuente : Yorokobu


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